Los estudios sobre la sociedad y la cultura salvadoreña han sido escasos. Y podría afirmarse, sin ningún género de duda, que siguen siendo insuficientes. Aparte de algunas investigaciones realizadas por arqueólogos, etnólogos y lingüistas, generalmente europeos, en el siglo XIX y unos cuantos estudios histórico-económicos del recién pasado siglo, la producción bibliográfica sobre el tema ha aumentado muy poco. Y este panorama es todavía más notorio, cuando se trata de la investigación hecha por los propios antropólogos salvadoreños sobre su país.
San Antonio Abad. Memoria histórica y persistencia cultural, viene a llenar, por lo pronto, un vacío en la bibliografía antropológica sobre El Salvador. Se trata de un estudio bastante amplio y detenido sobre una comunidad rural, primero; rural-urbana, posteriormente, y un testimonio viviente de la suerte que corren núcleos de población de fundación antigua, tradición conservada a contracorriente, e identidad afectada por diferentes factores pero jamás suplantada o destruida, al quedar cercados por la incontenible y anárquica mancha urbana. Por la fuerza de la expansión, no sólo de las grandes ciudades, sino de ciudades medias como San Salvador.
¿Cómo calificar y, sobre todo, ubicar este estudio dentro del amplio campo de las ciencias antropológicas? La investigadora recurre al empleo de métodos y técnicas propios de la antropología, que le permiten estudiar y analizar los fenómenos históricos, económicos, sociales, culturales y políticos que han rodeado y circunscriben a San Antonio Abad.
Partiendo de un sobrio estudio de carácter etnohistórico, relacionado con el desplazamiento y reacomodo de los habitantes, a principios del siglo XIX, penetra diferentes estadios socioeconómicos relacionados con la tenencia y explotación de la tierra; limitada ésta especialmente las parcelas productivas de las faldas del volcán de San Salvador; las relaciones de producción empleadas que, aunque la investigadora no lo menciona, podríamos considerarlas dentro de un modo de producción mercantil simple. La estructura, a ratos tradicional y a ratos modernizante de la sociedad comunitaria; sobre la que descansa una cultura que hunde sus raíces más allá de su pasado colonial. Pero la investigación no se circunscribe únicamente a señalados aspectos insertos en un amplio panorama etnográfico. Se recurre posteriormente a categorías e instrumentos propios de la antropología urbana, para profundizar todavía más en los avatares de los antiguos habitantes de San Antonio Abad, frente al desmedido impacto que les ocasiona la expansión urbana de la capital salvadoreña, a partir de 1950 hasta la fecha. Expansión cuyos efectos obedecen al proceso de modernización que se da en la citada década, dirigido, no sólo a apuntalar una conservadora economía de monocultivo agro-exportadora, aprovechando el favorable mercado exterior en ese momento; sino a buscar soluciones al permanente déficit de vivienda en la capital.
Dentro del proceso de cambio sufrido por los descendientes de los antiguos pobladores de San Antonio Abad, es importante destacar en el estudio que nos ocupa, las señas de una identidad que permanece y que se niega a morir; no obstante los embates externos provocados, no sólo por el desarrollo urbano de San Salvador, sino también, y no en menor medida, por la obligada convivencia con núcleos de población (los llegados, los desplazados, los –en cierto sentido- inmigrados, en una palabra, “los otros”) con quienes ahora hay que compartir obligatoriamente un territorio. Territorio que les fue fragmentado para fincar viviendas de otro tipo, destinadas a los nuevos ocupantes. Identidad que, según el estudio, se sigue manteniendo y manifestando dentro de los marcos de una religiosidad popular. Conforme a una sostenida presencia de la tradición protectora del inconfundible ser del poblador original de San Antonio Abad. Quien, a su vez, la convierte en tradición protegida. Identidad puesta a prueba por las violentas sacudidas del conflicto político salvadoreño, que desembocó en una guerra civil. Cuyo desarrollo y consecuencias; contradicciones y correspondencias a determinado nivel de abstracción en una relación dialéctica, integran la memoria histórica, no sólo de los habitantes de San Antonio Abad , sino de los salvadoreños en general.