Dentro de ese campo del Yoga o "Kinam" en América, hay una serie de órganos llamados Kuekueyo, espirales luminosas, que funcionan como tras-formadores de la energía, almacenando las experiencias y modificando la percepción. De ellos afirma un códice mexica:
“Con nuestros Cuecueyo(s) iluminamos al mundo. En el sitio donde están nuestras luminarias, allí tenemos luz.” (Códice Matritense)
Algunos de esos centros se activan
1. Kolotl, “escorpión”, en la base de la columna vertebral. Es la sede de los instintos sexuales, reproductivos y de supervi-vencia. Se activa al nacer y alcanza su pleno funcionamiento en la adolescencia.
2. Iwitl,” plumón”, en el vientre. Es la sede de los sentimientos filiales y patrios, y los impulsos de socialización y comunicación. Se activa en forma natural antes de la adultez.
3. Pantli, “bandera”, en el ombligo. Es la sede del ego y los impulsos de representación, competitividad y dominio. Se activa asumiendo los retos y enfrentando las dificultades.
4. Xhochitl, “flor”, en el corazón. Es la sede de las emociones, la sensibilidad artística y los impulsos altruistas. Se activa enriqueciendo y ennobleciendo las experiencias.
5. Topilli, “bastón de mando”, en la garganta. Es la sede de la voluntad. Se activa tomando decisiones y afrontando las consecuencias.
6. Chalchiwitl, “piedra preciosa”, en la frente. Es la sede de la intuición; su funcionamiento mínimo es la razón. Se activa mediante estudio, meditación, ensueño y recapitulación.
7. Tekpatl, “cuchillo”, en la coronilla. Este centro sintetiza la actividad de los demás, conectando la energía individual con la cósmica. En él radica el impulso de trascendencia que nos caracteriza como humanos. Se activa a medida que los demás centros lo hacen.
Los centros forman una red que organiza nuestro campo magnético.
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